La falta de control dispara las plagas en la fauna silvestre y los daños en cultivos, lo que ha generado preocupación de parte de los agricultores, y que consideran una situación insostenible.
Las principales consecuencias de ello son la pérdida de la producción y el descenso de oportunidades de ingresos si la problemática no es atendida
Por ejemplo, las infestaciones de plagas como jabalíes y conejos deben ser controlados para que los daños en las plantaciones no se sigan presentando.
En este sentido, algunas de las consecuencias son los daños en las tasas de fertilización y la recuperación de las semillas, y cabe decir que aplicar plaguicidas y otros medios de control de plagas en cultivos podría repercutir en la salubridad del agua y el suelo.
Anteriormente, el colectivo de cazadores ayudaba a que el aumento de la población de especies fuese controlado, pero debido al cese de actividades de este tipo por la situación pandemia actual, los daños en la agricultura y a la fauna se han visto incrementados.
Asimismo, los accidentes causados por jabalíes y especies como el corzo también han representado un problema para la seguridad vial.
Por otro lado, los que llevan la delantera en las federaciones dicen estar conscientes de la problemática.
Por eso en varias oportunidades se ha exigido a la Administración de Agricultura que aporte soluciones y que se levante la prohibición de caza de animales para que el daño agrícola sea menor y paliar la situación, además de reducir la proliferación de especies como estas.