Las enfermedades de la fauna silvestre fuerzan al control de especies cinegéticas por diferentes factores.
Las especies cinegéticas roedoras, unguladas, suidos o aves que forman parte del patrimonio de Zamora pueden llegar a transmitir decenas de enfermedades que dañan a poblaciones de animales silvestres, animales domésticos y a seres humanos.
Por eso se exige por parte del gremio veterinario que haya un control poblacional de dichas especies para preservar la fauna y a aquellos que estén en contacto.
Los especialistas en veterinaria explican que de darse el caso de enfermedades en el ser humano por la acción de animales –zoonosis- como la tularemia, la salmonelosis, brucelosis, tuberculosis y la enfermedad de Lyme, deben de ser atendidas lo antes posible.
Así también enfermedades como la rabia, la triquinelosis y la equinococosis que pueden ser transmitidas por liebres, zorros, lobos entre otros.
Los daños provocados por este tipo de animales no solo afectan la salud humana, sino, además, la agricultura y la ganadería.
Asimismo, la Guía de vigilancia sanitaria de Fauna Silvestre editada por el Ministerio de Agricultura en 2019 expone que «algunas de estas enfermedades causan importantes problemas sanitarios, tanto sobre los animales de renta como sobre la salud pública, por consiguiente, están más que justificadas las razones por las que se debe practicar un exhaustivo control poblacional, seguimiento y vigilancia sanitaria de la fauna salvaje».
Es importante mencionar que parte del problema se debe a que los cazadores no tienen en cuenta las previsiones para manejar los residuos de caza o el traslado de un animal, lo cual acarrea problemas sanitarios en la fauna silvestre.
Y otro factor que permite la propagación de enfermedades es la concentración de especies afectadas que toman de un mismo cúmulo de agua o alimentos dentro del territorio.